17 de enero de 2013

Un apunte al amor...

Sabes cuando bajaba para casa me he dado cuenta de que el amor se basa en la confianza de la pareja, no es solamente una palabra u dos que se dicen en un determinado momento y hora.

Es algo que se debe demostrar día a día, mes a mes, año tras año... Así hasta ser para siempre y no romper esa promesa de amor inquebrantable. 


Ese amor inquebrantable es lo que llevo guardando en mi corazón por aquella dama que espero que me espere en la verdes praderas del Edén. Ella es sin lugar a dudas, la mujer que he ansiado conocer durante los tres años que llevo en la penumbra del amar eterno, en la fría y tenebrosa soledad de una cama, un papiro y mi sangre para la propia tinta.

Hoy me he sentado aquí sin guión alguno sin haber escrito en ningún lado, solo en mi mente que escribe palabras como se le ocurren y mis manos las trasmite por esta tinta digital.


Espero que este mensaje llegué a aquella dama que amo y amaré eternamente, ya que ella es la verdadera y única mujer que se merece el don de ser La Rosa de los Vientos de mi corazón.




Firmado un diecisiete de enero de dos mil trece, a las doce y veinticuatro de la mañana, por un poeta vagabundo que antaño era un conde, El Conde de la Eternidad.

Alberto Rey, El Pagano, Conde de la Eternidad.

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