21 de mayo de 2011

Aquel conde que necesita...

Una oscura y tenebrosa tarde, de noviembre descubrí estos páramos desolados ausentes de vida. En ellos, la muerte había pasado recientemente y no había dado tiempo a volver la vida, tal vez. Mis sentimientos caían en el vacío hasta no volverse a ver, se desangraban en mi interior vacío.

Ande días, por los secos pastos y asoladas llanuras, hasta encontrar una tumba picaresca. Allí hallé el nombre del antiguo conde del Reino y un mensaje grabado en ella:



''Bienvenido a las tierras de la Eternidad,
este era mi Reino, pero ahora te pertenece,
vivirás en el Castillo de la Eternidad,
en soledad y pena,
no intentes encontrar el amor perdido,
ya que eres el Conde de la Eternidad.''




Encontré más tarde el Castillo descrito en el mensaje, con dos palabras inscrita en la puerta: ''Soledad y Pena''. El Castillo estaba casi derruido, entré por las grandes puertas de la Soledad y la Pena, al pasar estás cedieron y las velas iluminaron mi paseo por la estancia del Castillo. Me paseé por todo el recorrido de la estancia, hasta encontrar, el vestidor del Conde, donde tomé las prendas de esté y me vestí con sus prendas.

Desde aquel instante, del día me convertí en el ser que habita ese Reino de la Eternidad, que se expande cuando alguien llora, por sus sentimientos más tristes. Cuando veo a algún peregrino por mis llanuras perdido, le ayudó a volver a sus propios reinos, algunos me preguntan: ¿Por qué no vuelves?, a lo que contestó que yo ya estoy muerto.

Me proclamé El Pagano, Conde de la Eternidad. Pero ha habido dos peregrinos que se han dejado caer por aquí y no han querido volver a la realidad de sus mundos, son dos fantasmas más por este Reino de la Eternidad. El Caballero de la Blanca Luna, aquel que controla y me fascina con mis propios sentimientos, y la Dama Negra, que contenta mi alma y mi corazón.

Intentó sobrevivir entre las dos realidades: el Reino Terrenal y el Reino de la Eternidad.

En el Reino Terrenal todo está controlado por marcas y modelos, por compañías y corporaciones absurdas. Solo con salir de los parámetros normales, de 90/60/90 o cualquier otra anormalidad, eres un imperfecto, todas las tendencias son para los perfectos, los demás que les vaya bien en otra cosa.

Y en el Reino de la Eternidad, solo somos nosotros tres los habitantes de este Reino, pero no estamos habitándolo ya que es imposible, tenemos vidas también en el Reino Terrenal, y debemos aceptar nuestro destino allí.

Esto también pasa con aquel sentimiento que brota del interior, se aloja en tu corazón y sientes ese poder de amar a una persona, ese poder es el Amor. Este Conde de la Eternidad, ama a una dama, cuyo nombre no revelaré, solo la he visto y tocado una noche, pero me ha sabido poco, quiero tenerla en mis brazos, amarla, hacerla mía.

Poema para la dama que necesito...: Amor y Odio.

El Pagano, Conde de la Eternidad
No abras tus labios, necio,
Ni gires hacia mi tu rostro;
La furia del cielo te derribará,
Entonces mi gracia será tuya.

Borra tu sombra de mi camino,
Y no derroches vanas plegarias;
El salvaje viento puede insinuar tu canto,
Más nunca rogaré que te quedes.

Llévate lejos esos falsos ojos oscuros,
No los demores sobre mi rostro;
Te amé con gran amor, y ahora un gran odio,
Lúgubremente, se sienta en su lugar.

Todos los cambios pasan como un sueño,
Yo no canto ni rezo;
Tú eres el árbol venenoso.

Que huyó con mi vida lejos.


El Pagano, 21/05/2011 02:35 horas


Quiero saber el ¿por qué?, de porque las damas siempre encuentren a ese duque o conde perfecto, aunque no sean ni tan perfectas ni imperfectas que otras. Y por el contrario, si el Caballero es imperfecto, no lo consigue. Por ello, pido una opinión vuestra, ¿porqué?.

Puede que este equivocado, y sea un necio, o no tenga narices de acatar mi destino. Pero, espero que algún día, esos miedos terribles ante la mujer que amo desaparezcan, y sea valiente de blandir mi espada Dulcinea hacia su corazón, y la conquisté.

Me voy galopando, hacia su corazón en llamas, suspiró por ti. El Pagano, Conde de la Eternidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario